Es llamativo que algo que podría ser tan sencillo como la cosmética termine teniendo tantas dimes y diretes. Es que en su forma de producción está la diferencia y hay ciertos aspectos que hay que tener en cuenta al momento de decidir qué productos comprar si se quiere respetar los criterios del consumidor responsable con el planeta.
No hay que dejarse llevar por aquellas marcas que se suben a la moda de lo “ecológico y natural” y pregonan sus productos como tales cuando no lo son. Hay que tener presente que la cosmética ecológica –también llamada biológica- sólo utiliza ingredientes cultivados de manera respetuosa con el medioambiente. Eso significa que garantiza que no se habrán usado pesticidas ni abonos químicos. Tampoco usa materias primas alteradas genéticamente por lo que su proceso de transformación no contamina al medio ambiente.
Marcas, sellos y garantías ecológicas
La cosmética orgánica asegura al comprador que no hubo conservantes, colorantes, perfumes sintéticos, siliconas ni aceites minerales procedentes de la petroquímica en la producción. Deja sebtadi que tampoco se realizaron pruebas sobre animales, un punto muy sensible para toda la comunidad verde.
Por otro lado, la cosmética natural se diferencia en que utiliza los principios activos naturales lo que no implica que la procedencia de esos elementos sea ecológica ya que, por cierto, sí añade químicos tales como conservantes o agentes limpiadores. Al igual que la cosmética tradicional que utiliza componentes sintéticos y nocivos para el planeta, y para las personas, en su elaboración.
Para saber a ciencia cierta que estás comprando algo ecológico debes buscar las certificaciones B.D.I.H., ECOCERT, COSMEBIO Bio- Eco, DEMETER, AB en las etiquetas de los productos.
Por suerte, si no estás de ánimo para ir a una tienda y discernir entre los ecológicos, los naturales y los tradicionales, puedes entrar a tiendas virtuales donde encontrar lo que buscas sin temor a ser engañado con etiquetas falsas.