Seguramente que en muchas ocasiones te habrás preguntado sobre si en realidad los alimentos ecológicos tienden a ser mejores que los alimentos similares pero más comunes. Hoy queremos analizar esta cuestión fijándonos en las diferentes ventajas que aporta el pollo ecológico frente al pollo común.
En la actualidad puedes encontrarte en tu mercado o supermercado habitual dos tipos de pollo: un producto que se caracteriza por ser ecológico, y la otra opción común o tradicional (esto es, aquellos pollos que crecen hacinados en jaulas o grandes no ecológicas, y que además de comer piensos o sobras como harina de pescado, tienden a ser sobremedicados para que crezcan más rápido y se desarrollen mejor).
A primera vista es cierto que las diferencias entre el pollo ecológico y el pollo común puede no ser tan clara a simple vista.
Eso sí, debemos tener en cuenta que por normativa legal comunitaria los productos ecológicos deben ser marcados como tal en sus envases, y es cierto que cuando nos fijamos más en su aspecto, textura y apariencia podemos observar algunas diferencias.
Diferencias fundamentales
Llegados a este punto, podemos descubrir un poco más sobre las diferentes ventajas del pollo ecológico frente al pollo común:
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Sabor: no hay duda que el sabor del pollo ecológico tiende a ser mejor, especialmente porque su calidad es mejor.
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Textura: es habitual que la textura del pollo ecológico en comparación con la del pollo común sea algo diferente, aunque dependerá de la cocción escogida.
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Calidad: tanto desde un punto de vista nutricional, como en sabor y apariencia, obviamente deberíamos quedarnos con la opción ecológica, dado que su calidad es bastante mejor al encontrarnos ante animales que han crecido en libertad y siempre han comido productos naturales.