Sobre el sector de la agricultura ecológica existe una propaganda oficial cada día mayor que no se corresponde, hasta ahora, con los apoyos que éste necesita para alcanzar los niveles de desarrollo que la presente crisis alimentaria debería recomendar a las instituciones responsables de la agroalimentación, siguiendo el ejemplo de países como EE UU, en el que este sector ocupa ya espacios comerciales y cifras de producción realmente importantes.
Implantación de los sectores bio
La UE lleva un cierto retraso en relación con EE UU en cuanto al despegue y extensión de la agricultura ecológica, orgánica o biológica, términos internacionalmente aceptados para distinguir sus productos de los de la agricultura química o convencional, si bien algunos de sus países miembros están haciendo esfuerzos notables para que este modelo agroalimentario se implante cada día más.
Sin embargo, en España, donde tenemos buenas condiciones para estar en primera línea de este sector, la Administración no sólo no impulsa la agricultura ecológica como debiera, sino que justo cuando se celebra la Reunión de Copenhague, con la mayoría de los ministros de Agricultura de la UE (no estuvo presente la Administración española) proponiendo un plan de acción para el desarrollo de este sector, se descuelga con el Real Decreto 506/2001, que modifica restrictivamente la legislación anterior, y que es incompatible con el ordenamiento jurídico comunitario.
Así hfue considerado por la Comisión Europea, atendiendo a la demanda presentada por el Grupo Ifoam-UE, por el Caae (Comité de Agricultura Ecológica de Andalucía) y por la COAG.
La agricultura biológica/ecológica, reconocida en España desde hace más de dos décadas, está recogida por los reglamentos comunitarios de 1991 y 1999 que protegen estos términos para el uso exclusivo de productos alimenticios procedentes de este sector específico.
Uso de los términos bio eco orgánico o biodinámico
Ninguna industria puede utilizar las denominaciones bio, eco, orgánico o biodinámico sin que los productos estén garantizados por los organismos de certificación oficial. Con la liberalización de los términos bio y orgánico emprendida por el Gobierno español se pretende dar cobertura a 36 productos detectados por la Crae, que estarían incumpliendo la normativa europea en estos momentos.
En un momento en que la UE parece plantearse en serio la reconversión progresiva hacia la agricultura ecológica, con la propuesta de sus principales ministros de Agricultura de abordar ese plan de acción estratégico de desarrollo de este sector, y cuando a España le corresponderá en breve la presidencia del Consejo de Ministros del UE, no parece lo más oportuno salir con este real decreto.
La situación privilegiada que nuestras agricultura y ganadería pueden tener en la producción de alimentos ecológicos/biológicos, en una época de especial sensibilidad alimentaria, en la que necesariamente se van a producir cambios importantes, más bien debería exigir a nuestros gobernantes imaginación para nuevas propuestas y diálogo con un sector destinado a crecer y a integrar a otras partes de la agricultura convencional, en una reconversión que, aunque será compleja y llevará tiempo, nadie va a poder detener desde ahora, aunque no podamos todavía predecir su ritmo.
A veces saber rectificar a tiempo, lejos de suponer debilidad alguna, puede ser un signo de inteligencia y cordura, aunque no sea siempre lo más habitual de los gobernantes. Seguimos esperando a ver qué dice nuestro Gobierno, tras el tirón de orejas de la Comisión Europea.