La vitamina C es indispensable en una dieta equilibrada, y contribuye al correcto funcionamiento del cuerpo humano. Actualmente, es necesario obtener esta vitamina ingiriendo alimentos que lo contengan, ya que hace 25 millones de años el ser humano perdió la capacidad de sintetizar por sí mismo la vitamina C.
El aporte principal de la vitamina C se encuentra en frutas y verduras, como la brócoli, la coliflor, las fresas, los kiwis o los cítricos. Éstos últimos han sido tradicionalmente una fuente natural de vitamina C, aunque los procesos productivos actuales han mermado su aporte de esta vitamina.
En la actualidad, son muchos los que abogan por una producción ecológica, o directa del huerto, de manera que las frutas no pierdan sus nutrientes.
Cuando el ser humano era nómada, su dieta era rica en frutas y vísceras de animales, lo que le suponía, junto con la vitamina que podía sintetizar, un aporte de vitamina C superior al que su cuerpo necesitaba. En la evolución de este ser humano primigenio, se perdió esta capacidad, y el cuerpo empezó a demandar vitamina C de alimentos externos.
La consecuencia fue la aparición del escorbuto, una enfermedad que causaba la caída del cabello y de los dientes, hemorragias continuas, sobre todo en la boca, mala cicatrización, poca resistencia a las infecciones, y finalmente, la muerte.
Actualmente esta enfermedad es muy rara, y la falta actual de vitamina C no llega a estos límites. Sin embargo, las personas que no ingieren la suficiente cantidad de vitamina C presentan fatiga, un aspecto cetrino, poca energía, moratones y dolores articulares.
En el caso de no poder llevar una dieta equilibrada, siempre puedes buscarla en tiendas especializadas. Esta puede ingerirse también en complementos alimenticios, pensados específicamente para aquellas personas que no asimilan correctamente los nutrientes. En este caso recomendamos siempre recurrir a tiendas especializadas.