Esta enfermedad, aún no reconocida por la OMS ni por parte de las autoridades sanitarias de varios países Europeos, ha levantado una gran polémica en la sociedad mundial debido a que muchos expertos la reconocen como un falta de tolerancia real a determinados productos químicos o elementos tóxicos, mientras que otros la consideran de origen psicosomático.
Cierto es que cada vez se dan más casos entre la población mundial, ya sea por exposición a los productos antes citados en el hogar o en el trabajo, o bien porque directamente nos exponemos a ellos en la calle, como por ejemplo puede ser la radiación solar, o las altas emisiones de ondas eléctricas, magnéticas o sonoras; lo que ocasiona el no poder llevar una vida normal y corriente.
Detección de síntomas
Los síntomas son tan variados que es difícil de diagnosticar, por ello muchas veces se confunden con episodios alérgicos u otras patologías, y entre ellos cabe destacar:
- Picor e irritación de la garganta.
- Sequedad nasal y estornudos.
- Picor de ojos y lagrimeo constante.
- Dolores de cabeza y cansancio extremo
- Dolores abdominales, diarreas y vómitos.
- Mareos, sensación de angustia y ataques de ansiedad.
Lo que sí está claro es que los síntomas desaparecen cuando se limita la exposición a diversos productos que se sabe pueden influir en ellas, y que aumentan si se repiten las exposiciones a los mismos, pero hay tantos que pueden estarla causando que el estudio en una sola persona afectada puede llevar meses de trabajo y estudio médico, y por el gasto que esto conlleva, las autoridades competentes son reacias a considerarla una auténtica enfermedad.
En tanto se consensa un protocolo de actuación médica unificado, lo cual se lleva intentando desde el año 2011, está claro que lo mejor es limitar el uso de productos potencialmente peligrosos y pasarnos a los ecológicos, y procurar alejarnos de los lugares con altas emisiones de contaminantes.
