Todos recordamos aquella época en la que éramos niños y nuestra única experiencia con la agricultura era aquel garbanzo envuelto en algodón y poca cosa más.
Los resultados de los huertos escolares ecológicos han sido espectaculares para concienciar a los niños de lo importante que es el cultivo sano y además al haber sido protagonistas de dicha experiencia los niños empiezan a querer comer frutas y verduras ya que “ellos han sido los que los han cultivado”.
Saber lo que es la comida de verdad
Importante que ellos hagan un cambio de mentalidad cambiando el “fast food” por comida de verdad.
Pero en este proceso no sólo están los alumnos sino que además se suelen implicar los padres y también el resto de profesores lo que supone una mayor “conciencia social” porque no debemos olvidar que los valores culturales se basan en la educación.
También se fomentan otros valores como respeto a la naturaleza, el amor por la naturaleza, etc.
No hay que disponer de una gran extensión para el huerto ecológico urbano escolar ya que se pueden usar jardineras, sacos de rafia, macetas, etc. Incluso con una terracita ya se podrían plantar calabazas o lechugas por ejemplo.
Ecología y respeto al medio ambiente
En los colegios ya hay mucho ganado en lo que tiene que ver con la ecología, el respeto al medio ambiente y ¿por qué no enseñarles a comer bien y a cultivar su propia comida?.
Los niños ya reciclan de forma inconsciente ya que de pequeñitos han visto que sus padres lo hacen y que en el colegio así se lo enseñan. Si de bien pequeños les fomentamos la cultura del “comer bien” lo integrarán a su inconsciente y de esta manera estamos fomentando una generación futura mejor que la nuestra.
